Con la llegada de la época estival y la mayor frecuencia de baño tanto en playas como en piscinas, las probabilidades de que padezcas otitis veraniega se incrementan considerablemente. Esto sucede porque la combinación del agua con el calor favorece la aparición de bacterias u hongos que terminan provocando esa infección en tu oído.
Se produce porque la trompa de Eustaquio se ve bloqueada por la inflamación sufrida como consecuencia de acumularse los gérmenes e interrumpe la función natural de drenar el líquido que se genera en tu oído medio. De esa forma, sus síntomas son dolor, fiebre e irritabilidad.
Sin embargo, en los niños (más vulnerables siempre) la incidencia de la otitis es mayor, sobre todo en el rango de edad entre los 0 y los 7 años, debido a que sus trompas de Eustaquio son más cortas y las bacterias pueden colarse más fácilmente. Además, pasan más horas bañándose. Pero para prevenir que puedan coger esta infección, debes seguir unos consejos.
– Trata de que no se sumerjan demasiado al nadar o que no permanezcan mucho tiempo debajo del agua.
– Llevar unos tapones en ambos oídos, aunque los expertos aseguran que esto no es una barrera para evitar la otitis.
– También es importante para la salud de tus niños que se bañen en lugares con buena calidad del agua.
– Por último, a la hora de secarse, debes controlar que se limpien y sequen muy bien cada orificio auditivo, con el pico de la toalla. Deben evitar introducirse objetos por el canal del oído.
Prestando atención a esto, evitarás que tengan que recurrir a un tratamiento con antibióticos durante mínimo quince días o incluso que necesiten alguna medida más avanzada para curar la otitis veraniega. ¡Por unas vacaciones saludables!